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Injerencias del contexto político en la Escuela de Psicología de la UNC (1973-76)

5.10. "Educación por demostración"

            Para Ansaldi (1996), "las estrategias de miedo tienen siempre un sentido disciplinador y un objetivo de 'educación por demostración': producen un retraimiento hacia la vida individual, que se refleja en la destrucción de organizaciones de la sociedad civil". Pues bien: ¿se produjo esa "educación por demostración" y ese "retraimiento hacia la vida individual" después de que Lacabanne anunciara su intención de efectuar una "limpieza ideológica" y las fuerzas represivas se volvieran cada vez más violentas?

            Cosacov dice que los estudiantes empezaron a preocuparse o asustarse a medida que se enteraban de que iba cayendo mucha gente presa, en 1974 y 1975. Además recuerda que algunos hechos como el asesinato del abogado Alfredo Curutchet ([1]) y de "mucha gente de izquierda", empezó a provocar temor en sus amigos, compañeros y docentes de la Facultad.

            Angélica Dávila agrega que "mucha gente dejó de participar o directamente se fue del país cuando empezó a enterarse de la vigilancia a los militantes, de la gente que iban llevando presa y del accionar de la Triple A. También Cristina Vera recuerda que "varios profesores renunciaron a sus cátedras porque "tenían miedo de estar marcados", o porque sufrían "presiones políticas" o porque no soportaban el "ambiente de enfrentamiento" que caracterizaba por entonces al ámbito universitario: "No necesariamente se trataba de docentes que apoyaran a algún espacio partidario. La situación era tan dura que no aguantaron". Coincidentemente, Pérez indica que algunos profesores "tenían miedo y se fueron a enseñar a otros lados porque se dieron cuenta de que acá la atmósfera era muy peligrosa".

            Colaski dice que "la gente fue internalizando ciertos miedos y empezó a paralizarse a medida que se fue enterando de los secuestros, de las torturas y de las desapariciones". Supone además que "si no hubiera sido así, podía pasar lo que había ocurrido en otros momentos: que la sociedad se largara a la calle, se desbordara y no tuvieran cómo pararla".

            Previsiblemente, la situación se volvió aún más intimidante con la llegada de los militares. Dice Cosacov que las autoridades de la carrera solían llevar a los alumnos a una sala en la que proyectaban las listas de las personas que estaban siendo buscadas por el Ejército, y "ahí llegué a ver los nombres de varios de mis compañeros".


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