top of page

"Muchos militantes empezaron a ser perseguidos pero nosotros igualmente seguíamos haciendo movilizaciones"

     Angélica Dávila cursó la carrera de Psicología entre 1969 y 1973. Luego de graduarse ingresó en la cátedra de Psicología Clínica, primero como ayudante y después como jefa de trabajo prácticos. Fue cesanteada de la Escuela de Psicología de la UNC el 1º de abril de 1976 y reincorporada en mayo de 1985, junto a un centenar de docentes que habían sido despedidos a partir de 1974. Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Escuela de Trabajo Social. Se desempeñó como psicóloga del Servicio de Salud Mental del Hospital San Roque. Fue secretaria científica y luego presidenta del Colegio de Psicólogos de Córdoba. Es profesora titular de la cátedra Psicología Sanitaria desde la implementación del Plan de Estudios 1986. Esta entrevista fue realizada el 1º de agosto de 2016 en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba.

- En 1974, el interventor federal de Córdoba manifestó su voluntad de efectuar una "limpieza ideológica" en las instituciones cordobesas. ¿Impactó ese anuncio sobre la vida cotidiana de la carrera de Psicología?

 

- Muchos militantes empezaron a ser perseguidos pero nosotros igualmente seguíamos haciendo movilizaciones. Había distintas posturas críticas y una gran movida estudiantil. En esos años echamos a varios profesores 'derechosos' que venían de la dictadura anterior [de los presidentes militares Juan Carlos Onganía, Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse]. Leíamos a autores como Althusser y Marx, para ver desde dónde nos posicionábamos respecto a la psicología. También debatíamos si el cambio [revolucionario] debía plantearse desde la psicología o hacerse desde la política. Hacíamos todo en grupo: eso era una novedad para lo que había sido la Facultad antes. Recuerdo que en primer año yo volvía todos los días a mi casa con folletos de distintas agrupaciones para ver en cuál iba a militar.  Venía de una familia peronista y me incorporé a una agrupación marxista peronista, parecida a lo que después fueron los Montoneros. Había que comprometerse. En ese momento, el Centro de Estudiantes era manejado por la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU), que respondía al Partido Comunista Revolucionario (PCR). Sus militantes cuestionaban al viejo Partido Comunista y se acercaron al peronismo. Después, durante la dictadura, fueron muy castigados: los persiguieron o directamente los diezmaron. Fueron de los que más muertos tuvieron en esa época.

 

 

- ¿Esa persecución se inició antes del Golpe de Estado?

 

- Empezamos a preocuparnos o a asustarnos a medida que nos enterábamos de que iba cayendo mucha gente presa [a partir de 1974]. No nos replegamos pero tuvimos más cuidado. Seguimos participando incluso después del Golpe, hasta que nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. No nos habíamos imaginado que el gobierno militar iba a ser distinto a los anteriores ([1]).

 

 

- Hay quienes dicen que la movilización estudiantil de esa época no era en realidad tan grande y que existía una gran "mayoría silenciosa" que solo quería estudiar, recibirse e irse ([2]).

 

- No, no era así. Había mucha movilización. Íbamos al decanato a reclamar por una cosa u otra ([3]), y conseguimos echar a varios profesores que habían participado en la dictadura anterior. Nos juntábamos a leer textos de posturas críticas y a analizar la situación política: éramos jóvenes distintos a los de ahora.

 

 

- ¿Era más grande la movilización que en la actualidad?

 

- Sí, mucho mayor. A mí me echaron de la Facultad en 1976 y cuando volví en 1984 vi que todo se había vuelto muy pasivo. Los alumnos parecían dibujados: no tenían ningún tipo de conciencia social. Yo les decía que se había invertido esa frase que dice "Incendiario a los 20, bombero a los 40".

 

 

- ¿Por que fue despedida usted de la carrera en 1976?

 

- Me echaron no solamente de la Facultad sino también de mi trabajo en la Dirección de Especialidades Médicas (DEM) de la Municipalidad, que en esa época se llamaba Asistencia Pública. Yo había sido nombrada [en 1973] por el médico Gustavo Martínez, que era secretario de Salud del intendente [José Domingo] 'Cacho' Coronel ([4]): ambos eran del peronismo militante y habían pertenecido a nuestra agrupación. Ahora los desconozco porque están en otra, con fortuna y derechosos... Estuve en el DEM hasta el día siguiente al Golpe de 1976: me despidieron por haber sido designada por el gobierno anterior, o quizá porque tres de mis cuñados ya estaban en las listas negras ([5]. Después, cuando ellos desaparecieron, nosotros nos mudamos a la casa de una abuela de mi marido, en la provincia de Buenos Aires. Estuvimos allá un tiempo y volvimos a Córdoba cuando supimos que acá no nos habían allanado la casa y que aparentemente no pasaba nada. Para entonces ya teníamos dos chicos.

 

 

- ¿El intendente Coronel era de izquierda? Otros entrevistados lo ubican en la derecha peronista, junto con José Manuel De la Sota, que era su secretario de Gobierno ([6]).

 

- Durante el anterior gobierno militar [1966-1973], 'Cacho' Coronel y Gustavo Martínez militaron con nosotros en la izquierda. Nos formamos con lecturas de autores como Marx, Gramsci y Althusser. Por eso digo que ahora los desconozco. Quizá siempre fueron iguales pero yo no lo sabía.

 

 

- Durante la presidencia de Isabel Perón, el Centro de Estudiantes de esta carrera respondía a la izquierda pero defendía al gobierno que era de derecha. ¿Cómo explica esa combinación?

 

- En 1974 el Centro de Estudiantes se hizo peronista y respaldó al gobierno de ese momento. Yo misma lo defendía. Era muy difícil decodificar lo que estaba pasando pero creíamos que se debía apoyar a Isabel porque estaba al frente de un gobierno democrático. No nos explicábamos por qué Perón se había casado con esa mujer, pero la aceptábamos porque él decía que respondía por ella. De todos modos, nosotros no formábamos parte de los centros de poder sino que sólo éramos militantes de base que nos dedicábamos a trabajar en los barrios y en la Universidad. Pensábamos que López Rega era solamente un asesor y desconocíamos el accionar de la Triple A. Después nos dimos cuenta qué pasaba y quiénes eran. Es como decía San Martín: "los hombres juzgan el presente según sus pasiones y el pasado según la verdadera justicia".

 

 

- ¿Hubo intervenciones directas del poder político en la Facultad de Filosofía o en la carrera de Psicología en esos años?

 

- No, eso sucedió recién después del Golpe.

 

 

- ¿Y acciones de inteligencia a través de gente infiltrada? ([7])

 

- A veces se comentaba que tal o cual persona era de los servicios de inteligencia. Circulaban ese tipo de versiones.

 

 

- ¿Los supuestos infiltrados eran alumnos o profesores, o ambos?

 

- Se decía eso de alumnos.

 

 

- Un nombre que suele mencionarse cuando se habla de informantes es el del docente Gabriel Pautasso. ¿Supo usted algo de él?

 

- Se dice que entregó a mucha gente. No me acuerdo si ingresó antes o después del Golpe. Trabajaba en el decanato, en el Pabellón Residencial, y llegó a ser secretario académico ([8]). Se veía que tenía contacto con el poder y una manera de pensar muy derechosa. A eso lo sabíamos todos. Se ha dicho que durante el Proceso hacía las listas de gente para llevar detenida ([9]). Era un monje negro: un personaje siniestro.

 

 

- ¿Conoció usted casos de estudiantes o docentes que hayan dejado de asistir a la Facultad por amenazas o presiones políticas?

 

- En esos años yo daba la parte de Niños en las clases prácticas de Psicología Clínica y supervisaba casos con Lucy Jachevasky, la esposa de Claudio Bermann ([10]). Recuerdo que ella nos hacía ir con diferencias de horario a las reuniones de nuestro grupo porque no quería que nos vieran entrar a todos juntos. Incluso había camuflado el diván porque se consideraba que era malo ser psicoanalista. Ellos [Lucy y Claudio] eran dueños del Sanatorio Bermann, un lugar de una postura muy de izquierda. Un día nos dijeron que se iban porque a Claudio lo habían detenido y después liberado con la condición de que se fuera del país. Emigraron a Israel y después se establecieron en Barcelona. Nunca más los vi ([11]). También recuerdo el caso de un matrimonio de docentes de Psicología Clínica: Luis Ferrari, que daba la parte de Adultos; y Martha Brizio, que se encargaba de Niños. Ellos tuvieron que renunciar y volvieron a Rosario ([12]). Fueron reemplazados por [Carlos] Zárate Moyano, un conductista de los más duros que había estado viviendo en Estados Unidos. Lo alcancé a conocer en 1976, cuando vine a una reunión de cátedra sin saber que me estaban por echar ([13]). También hubo otra gente que dejó de participar o directamente se fue del país cuando empezó a enterarse de esas cosas: de la Triple A, de la vigilancia, de la gente que iban llevando presa.

 

 

- ¿Qué orientación tenía la materia Psicología Clínica en esos años?

 

- Psicoanalítica freudiana, o freudo-kleiniana. Melanie Klein estaba de moda en esa época, sobre todo en la parte de niños.

 

 

- Otros entrevistados han dicho que antes del Golpe existían básicamente dos orientaciones teóricas en esta carrera: por un lado la psicometría y el conductismo; y por el otro, una vertiente vinculada más a la filosofía. ¿Esta de acuerdo con esa clasificación? ([14]).

 

- Podría decirse que esas orientaciones tuvieron su peso, pero en esa época también ingresaron muchos psicoanalistas. Es lo que pasó, por ejemplo, en materias "sociales", como Psicología del Trabajo, y Psicología Social I y II. También había psicoanálisis en Psicología Profunda I y II: en realidad, en la I veíamos psicoanálisis freudiano, y en la II una serie de contenidos más bien existencialistas. En Técnicas Proyectivas estaba María Estrada de Rampulla, que era psicoanalista, y Miguel Mirotti, que daba Rorschach y tenía una orientación clínica existencialista. En Psicología Clínica veíamos principalmente a autores como Pichón Riviere y José Blejer, que también venían del psicoanálisis. En Psicopatología estaba Paulino Moscovich ([15]), que era psiquiatra y pertenecía a un grupo del Partido Comunista (PC) que estaba vinculado al Sanatorio Bermann y al servicio de Psicopatología del Hospital de Clínicas. Además había otro grupo del PC, que adhería a la psicología rusa, más conductista ([16]). Pero la mayoría de quienes nos formamos en mi época fuimos a parar al psicoanálisis. Esa impronta era muy fuerte: diría que era lo predominante. Al principio había que ir a Buenos Aires para formarse sistemáticamente en esa corriente, pero después empezaron a venir psicoanalistas de Capital Federal, La Plata y otras ciudades ([17]). También había docentes existencialistas en varias materias electivas. Recuerdo a una profesora que hablaba siempre del dolor y el sufrimiento ligado a la religión. Era bastante insoportable. Yo hice su materia porque era la que había disponible y quería recibirme rápido. Varios años después, cuando yo ya trabajaba en el hospital San Roque, los médicos la invitaron a un congreso para hablar de esos mismos temas. Por poco no lloraban de la emoción. La corriente existencialista no sobrevivió demasiado. Y las materias relacionadas a la neurofisiología y la psicofisiología no arrastraban a mucha gente.

 

 

- ¿Conoció usted al profesor Franco Murat?

 

- Él era de la corrientes estadística, psicométrica, más de la época anterior a la mía, cuando las tesis estaban muy centradas en lo metodológico. Nosotros lo criticábamos porque hablaba como un 'tano' recién bajado del barco, a pesar de que hacía años que estaba en Argentina. Pero era buen docente: manejaba bien la estadística y sabía transmitirla. Distinto es el caso de Hermelinda Fogliatto: yo no podía captar lo que ella decía en sus clases ni lo que escribía en su apunte. Ambos tenían un peso fuerte en la carrera.

 

 

- Se decía que Murat era fascista y había pertenecido al ejército italiano en la Segunda Guerra.

 

- No sé si era fascista pero sí muy rígido y con opiniones muy derechosas.

 

 

- Saforcada, por ejemplo, afirma que Murat le entregó una lista de docentes "subversivos" al interventor militar de la carrera en 1976 ([18]).

 

- Yo he escuchado lo mismo.

 

 

- También se dice que Murat y Mocchiutti lograron que los militares no cerraran la carrera sino que sólo suspendieran el ingreso...

 

- Si fue así, no sería un mérito. Murat vivía de la Facultad: tenía acá su lugar de inserción en Argentina.

 

 

- ¿Conoció el episodio en que un grupo de alumnos retuvo en un aula a la profesora Fogliatto?

 

- Desconozco esa historia. No la había escuchado, no me enteré. Debe haber ocurrido cuando yo ya había terminado de cursar ([19]).

 

 

- Otros entrevistados han dicho que por entonces había resistencia a la psicometría y a todo lo "pro-americano". ¿Era así?

 

- De nuestra parte sí, porque éramos totalmente antiimperialistas. Decíamos que la contradicción principal no es la de clases sociales, como sostenía la izquierda, sino la de nación e imperio: que son los yanquis quienes nos imponen la pobreza y la forma de conducir al país.

 

 

- ¿Ustedes llegaron a desplazar profesores que tenían orientación "pro-yanqui"?

 

- Sí. Por ejemplo a un abogado que daba una sociología yanqui, con conceptos como los de rol y status, en Psicología Social I. Después fue reemplazado por Saforcada. Por suerte, en Psicología Social II tuvimos a Raquel Ferrario, que era muy del pensamiento crítico ([20]). También echamos a Ventura Cordero, que daba Neurofisiología y Psicofisiología ([21]). En general, fuimos sacando a los que tenían un pasado 'derechoso' o posturas dentro de la psicología que no coincidían con la orientación colectiva y social.

 

 

- ¿Había cátedras paralelas?

 

- Sí. En Historia de la Psicología, por ejemplo, había dos orientaciones: en una estaba Gerardo Mansur y en la otra Juan Mocchiutti. También en Psicopatología: en un curso estaba [Teodoro] Isaac y en el otro [Carlos] Cornaglia. Había cátedras paralelas en varias materias ([22]).

 

 

- ¿Recuerda si hubo acciones del poder político que produjeran un retraimiento hacia la vida individual o hacia las actividades estrictamente académicas?

 

- Sí, pero no me acuerdo exactamente cuándo sucedió eso: no sé si fue en la última parte del gobierno democrático, cuando yo ya estaba como docente y no venía todos los días a la Facultad, o directamente en la dictadura.

 

 

- El historiador Sanz Ferramola sostiene que hasta 1983 hubo en Argentina "una psicología perseguida y una psicología perseguidora". ¿Está de acuerdo con la idea de que hubo persecución entre los propios psicólogos?

 

- Se podría decir que ese clima se vivió acá después de 1983: por un lado estaban los docentes que habían dado clases durante el Proceso; y por el otro los que fueron reincorporados con la vuelta de la democracia. No sé si fue tanto una persecución como un enfrentamiento entre dos bandos. Lo cierto es que se vivía una situación espantosa, muy fea. Uno de los enfrentamientos fue entre la profesora Liliana Sosa, que había quedado a cargo de Psicología Clínica en la época de los militares; y María Estrada de Rampulla, que fue reincorporada después del Proceso ([23]). La primera tenía orientación existencialista y hacía psicodrama de la línea de [Jacob Levy] Moreno; y la otra era muy psicoanalítica: había sido mi profesora de Técnicas Proyectivas y más adelante dio Psicoterapia. En algún momento les tocó estar juntas en una mesa de examen. Empezaron tirándose distintas interpretaciones y después directamente Rampulla terminó acusando de "procesista" a Sosa. Al final, una le dijo a la otra que "con esta persona no tomo examen" y se fueron las dos. Ese día, Alberto Colaski estaba rindiendo libre Psicología Clínica ([24]) y le dio un ataque de epilepsia cuando escuchó el griterío. Al final lo asistió Murat. Yo entré en pánico y no sabía qué hacer. Es una anécdota de cosas feas que se vivieron: refleja lo que ocurría en esa época. Después armaron una nueva mesa de examen: sacaron a Sosa del tribunal y pusieron a Murat, a mí y a Rampulla. Ella decía que conmigo se podía hablar, porque teníamos líneas parecidas... Algunos de los reincorporados venían con la idea de que debían 'resarcirlos', devolverles lo que les habían quitado, y nombrarlos en lugares importantes. También decían que se debía echar a los profesores que habían estado en la época del Proceso. Yo por mi parte estaba conforme con ser reincorporada y poder reencontrarme con mi pasado: nunca pensé que debían hacerme una estatua. Me reincorporaron como jefa de trabajos prácticos en Psicología Clínica y traté de entenderme con la profesora Sosa, pese a yo tenía formación psicoanalítica y ella estaba en otra cosa, entre existencialista y conductual. Me acuerdo que me hizo resumir un texto de Harry Stack Sullivan ([25]).

 

 

- Tendería a suponerse que la persecución generalmente ha venido de la "derecha", pero en estos casos parece haber sido al revés.

 

- En realidad era de ambos lados. Los docentes que habían estado durante el Proceso también consideraban que tenían un lugar ganado. Por eso digo que eran dos bandos, cada uno con sus razones. La "grieta", de la que se habla mucho ahora, ya existía en ese momento. Quizá durante el gobierno militar hubo cierta persecución hacia los profesores que eran reconocidos como psicoanalistas y de izquierda, aunque en realidad no estoy segura de que haya sido así porque yo no vine más a la Facultad desde que me echaron en 1976 hasta que me reincorporaron en 1984.

 

 

- ¿Sabe usted de un enfrentamiento similar entre Colaski y la profesora María Saleme de Bournichón? ([26]).

 

- Creo que sí, por cuestiones políticas. A Colaski lo han tratado de sacar, siempre acusándolo de ser de derecha. Y también a otros: se calificaba a algunos de amigos y a otros de enemigos

 

 

- ¿Hubo autoridades de la carrera o de la Facultad que estuvieron de acuerdo con la derechización del gobierno nacional y provincial a partir de 1974?

 

- Sí, eran muchos los que compartían las ideas de la derecha: decían que los guerrilleros ponían bombas todo el tiempo y que ya no se podía salir a la calle. Existía ese imaginario, que todavía persiste. Era una campaña ideológica, dirigida por los yanquis, a través de los medios de ese momento.  

 

 

- Hay quienes dicen que el nivel era bajo en esos años. ¿Está de acuerdo? ([27])

 

- No, no era bajo, pero por ahí pasaba un cuatrimestre sin que se pudiera cursar alguna materia, porque echábamos a algún docente y había que esperar hasta que se pusieran de acuerdo para nombrar a otro. En esos casos, yo optaba por rendir libre: tenía apuro por terminar.

 

----

 

Angélica Dávila / Textual

 

     * "Cuando yo ingresé a la carrera en 1969 hubo una gran interés por estudiar Psicología. Ingresamos 500 alumnos, después de años en que entraban 100 o un poco más. La Facultad quedó desbordada: no alcanzaban los espacios".

 

     * "Pocos días después de mi ingreso a la carrera nos organizaron a todos los que queríamos participar del Cordobazo [el jueves 29 y el viernes 30 de mayo de 1969] y nos pusieron un referente con el que debíamos comunicarnos. Fuimos a armar barricadas y ese tipo de cosas, sin estar aún militando en nada especial" ([28]).

 

     * "En esos años, el debate pasaba por cómo hacer para que la psicología sirviera para cambiar a la sociedad y el mundo. Algunos decían que los psicólogos debíamos limitarnos al diván y otros consideraban que ésa era una manera capitalista de ejercer la profesión y que hacía falta un mayor compromiso ([29])... En mi caso, quería dedicarme a la Psicología Social, porque así iba a poder unir la psicología con el pensamiento político-ideológico".

 

     * "En las materias sociales empezábamos leyendo a Marx, Althusser, Gramsci, según la orientación política del docente, y después seguíamos con textos de psicólogos como José Blejer, Pichón-Riviere, Armando Bauleo y Paulo Freyre. Todos esos autores dejaron de estudiarse [durante el Proceso] y volvieron a aparecer en los últimos años". 

 

     * "[En los años 60 y la primera mitad de los 70], la izquierda tenía muchas agrupaciones fuertes en esta Facultad: la vanguardia comunista, el PRT (trotskistas), el grupo Espartaco (que era muy ultra) y el Partido Comunista Revolucionario (PCR), que conducía al Centro de Estudiantes a través de la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU)".

 

     * "Nosotros éramos marxistas peronistas: del FEN (Frente Estudiantil Nacional) ([30]). Acá nos decían que éramos "'fachos', como todos los peronistas". Eso nos dolía mucho. Es cierto que el peronismo siempre se ha caracterizado por abarcar un espectro muy amplio que incluye a algunas agrupaciones medio derechosas, pero nosotros éramos de izquierda".

 

     * Una vez, una de las agrupaciones peronistas fue con cadenas a una asamblea interuniversitaria en el comedor, porque sus militantes decían que la izquierda estaba armada y tenían que defenderse. También vi una vez cómo golpeaban a un chico del Integralismo ([31]).

 

     * "Cuando yo cursé la materia de Ventura Cordero, él apareció recién a mitad de año. Aparentemente lo habían suspendido después de ser denunciado en Santiago del Estero porque en una charla había nombrado a los órganos sexuales con palabras quichuas heredadas en castellano que suenan inadecuadas para decir en público. Al menos así me llegó la anécdota: a lo mejor es parte del imaginario. Lo cierto es que estuvo apartado de la Facultad durante un tiempo. Pero después volvió".

 

     * "Cordero tenía todo un método para tomarnos lección: asignaba a cada alumno una letra y un número, como en el juego de la batalla naval: por ejemplo, 'A1 hace un pregunta, B5 responde, y tal otro dice si está bien o mal'. Nadie quería ser nombrado, porque él ridiculizaba a quienes se equivocaban. Y cuando se la agarraba con alguien, lo agredía. No tenía filtro. Alguien me dijo que una vez se lo había encontrado en un ómnibus y le había hecho pasar vergüenza porque hablaba a los gritos. A mí me tenía afecto: me 'cargaba', me preguntaba si había estado jugando al fútbol, porque yo venía a clase con muletas, por una operación correctiva de [las secuelas de] la poliomielitis que tuve de chica".

 

     * "Tras el retorno de la democracia, un grupo ex alumnos y docentes propuso colocar una placa con el nombre de Ventura Cordero en una de las aulas del módulo viejo, pero la idea fue resistida y finalmente no se concretó".

 

     * "Cuando yo era estudiante [entre 1969 y 1973], todo era una gran ebullición: había marchas y debates políticos permanentes entre las distintas agrupaciones. Después, [a partir de 1974] muchos militantes empezaron a ser perseguidos pero nosotros no dejamos de movilizarnos: el retraimiento no se produjo en ese momento sino después del Golpe".

 

     * La ilusión de nuestra época era el retorno de Perón: peleábamos para eso. Fuimos a esperarlo a Ezeiza [el 20 de junio de 1973] con todos nuestros compañeros, y nos 'desparramaron' con gases lacrimógenos. Para entonces él estaba medio gagá y no nos habíamos dado cuenta, de tanto esperarlo".

 

     * "Perón decía que el justicialismo era un movimiento que tenía un ala izquierda, un ala derecha y un centro: el ala izquierda golpeaba, el ala derecha negociaba y todos eran útiles. Era una cuestión de estrategia y de un líder que pudiera conducirnos a cumplir con los objetivos. Los jóvenes tratábamos de no salirnos del movimiento sino de ocupar un lugar y cumplir una función en el sector donde estábamos".

 

     * "En 1976, cuando me echaron de la Facultad, me dediqué a terminar las materias del Profesorado, como para hacer algo. Mi profesora de Práctica de Enseñanza era también directora de la Escuela de Ciencias de la Educación: había sido designada por los militares y era muy 'burra'. Nosotros le cuestionábamos sus errores y le hacíamos preguntas para ponerla en aprietos. Poco después, un compañero con el que yo debía hacer las prácticas me dijo que había estado detenido y que sospechaba que la profesora lo había marcado. Él no militaba en nada, estaba en otra, no tenía ninguna relación con la política, pero tuvo que irse a vivir a Brasil por esa cuestión. También mi cuñada, que estudiaba Historia y cursaba la misma práctica con esa profesora, desapareció en julio de 1976".

 

     * "Muchos de los docentes que permanecieron en la carrera de Psicología durante el Proceso no estaban de acuerdo con los militares ni justificaron las desapariciones con el argumento del "algo habrán hecho" y ese tipo de cosas. Simplemente se quedaron en la Facultad porque necesitaban trabajar" ([32]).

 

 

 

  

Referencias

[1]   Miguel Mirotti dice, en otra entrevista de este trabajo, que él creyó que el Proceso militar iniciado en 1976 no iba a ser muy distinto de los anteriores gobiernos de facto. Por eso no vinculó su despido de la carrera de Psicología con motivos políticos sino que lo atribuyó "solamente a una cuestión personal" y rechazó un ofrecimiento para emigrar a Alemania.

 

[2]   Eduardo Cosacov, que también era alumno de la Escuela de Psicología en esos años, sostiene que "gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silenciosa que no tenía una postura definida".

 

[3]   Miguel Mirotti, que fue decano entre 1970 y 1972 cuando Angélica Dávila cursaba los dos últimos años de la carrera, dice lo siguiente en una entrevista incluida en el presente trabajo: "Cuando yo fui decano, la Facultad tenía varios miles de alumnos pero los que tomaban el decanato no alcanzaban a llenar el hall del pabellón Residencial. Después tuvieron cada vez menos gente y al final dejaron de ir, porque no tenían número. A la mayoría de los estudiantes nunca les importó ese tipo de cosas: tal vez estuvieran de acuerdo con determinadas posturas pero no con las acciones 'reivindicativas'. Querían estudiar tranquilos y que los dejaran de molestar".

 

[4]   José Domingo Coronel (Santiago del Estero, 1946) es contador público: en 1973 fue electo concejal de la ciudad de Córdoba por el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) y en 1974, a los 28 años, asumió la intendencia tras la renuncia del presidente del Concejo Deliberante e intendente interino, Miguel Flores, y el fallecimiento del intendente titular, Juan Carlos Ávalos. Después de la muerte de Juan Domingo Perón, el 1º de julio de 1974, formó la agrupación 'De pie junto a Isabel' que respaldaba a la presidenta Isabel Perón. Fue depuesto y detenido al producirse el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

 

[5]   Tres de los cuñados de Angélica Dávila fueron detenidos-secuestrados en julio, octubre y diciembre de 1976, respectivamente. Claudia Hunziker fue secuestrada a los 21 años, el 28 de julio de 1976. Permaneció cautiva en La Perla y aun continúa desaparecida. Trabajaba como docente de inglés y era estudiante de la carrera de Historia en la UNC. Militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y en Montoneros (Diario del Juicio, 2012). Su hermano, Diego Hunziker, era estudiante en el Colegio Monserrat y formaba parte de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Fue secuestrado el 3 de octubre de 1976, a los 17 años, al ingresar en su domicilio junto a su madre: fue interceptado por siete individuos armados que dijeron obedecer órdenes del Tercer Cuerpo de Ejército. Lo llevaron a la 'Casa Hidráulica' y posteriormente a La Perla. Fue torturado y días después asesinado cerca del complejo fabril Fiat, en un "operativo ventilador", como se conocía a las ejecuciones que se presentaban en los medios de prensa como enfrentamientos (No perdonamos, 2008; Baschetti, 2011). El tercer hermano, Héctor Ernesto Hunziker, fue secuestrado el 19 de diciembre de 1976, a los 24 años, durante un partido entre Talleres y River en la cancha de Boca, en Buenos Aires. Fue visto en La Perla antes de su asesinato. Había nacido en Córdoba en 1952. Cursó el secundario en la Academia Argüello y llegó hasta tercer año de la carrera de Arquitectura en la UNC. Fue expulsado en mayo de 1976 al aplicársele la Ordenanza Nº 9/76 de la UNC, que refería a las actividades de "adoctrinamiento, propaganda, proselitismo o agitación de carácter político" desarrolladas por alumnos. Héctor militaba en la JUP y en Montoneros (Baschetti, 2011).

 

[6]   En otra entrevista de esta serie, Raúl Gómez ubica a De la Sota y a Coronel en una agrupación de la derecha peronista denominada Guardia de Hierro.

 

[7]   Raúl Gómez dice al respecto: "La infiltración que más se conoce es la que hizo la Policía de Córdoba, utilizando estudiantes que eran también policías, o mandando a las aulas a informantes del D2 para elaborar listas y hacer seguimientos de actividades políticas. Eso dio lugar a que después hubiera episodios de 'contrainteligencia' por parte de la izquierda".

 

[8]   En su blog personal, Pautasso se presenta a sí mismo de la siguiente manera: "Soy graduado como Licenciado y Profesor de Historia, cuasi doctor, mejor doctorando por la Universidad Nacional de Córdoba desde 1973, por la Facultad de Filosofía y Humanidades y antes en el Colegio Nacional de Monserrat desde 1957 al 1963. Soy un antiguo profesor encargado de Historia de Educación hasta 1986 y pasé a ser profesor de la Provincia de Córdoba" (Pautasso, 2012).

 

[9]   Livio Grasso dice al respecto: "Fue él [Pautasso] quien me preguntó si había gente de izquierda en mi cátedra. Yo le contesté que no y ahí se acabó todo: nunca más tuve relación con esa persona. Durante el Proceso llegó a ser autoridad de la Facultad".

 

[10]   Tras el Golpe de Estado de 1976, Lucy Jachevasky y Claudio Bermann emigraron a Israel y posteriormente se establecieron en Barcelona, donde crearon el GPB (Grupo Psicoanalítico de Barcelona), que se mantiene actualmente en actividad. Se trata de "una asociación de profesionales de la salud mental interesados en la práctica asistencial y la investigación, tanto desde la teoría como de la técnica", según indica la entidad en su sitio web (GPB, 2016).

 

[11]   En un artículo de Wikipedia se informa que el propio secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, intercedió ante el gobierno militar argentino para lograr la liberación de Claudio Bermann en 1977. Sin embargo, ese dato remite a un link del sitio web del Departamento de Estado de EEUU, que no dice nada al respecto. Bermann falleció en Barcelona en 2012, a los 86 años. Era hijo de Gregorio Bermann (1894-1972) y hermano de Silvya Bermann (1922-2012). Gregorio fue uno de los líderes del movimiento reformista universitario de 1918, y luego psiquiatra, filósofo, activista y escritor. Sylvia fue psiquiatra, sanitarista y ensayista: además fue integrante de Montoneros.

 

[12]   Martha Brizio emigró a Brasil en 1976. Revalidó su título de psicóloga en la Universidade Federal Do Rio Grande Do Sul (UFRGS) y se desempeñó como docente de esa casa de estudios. Participó en la fundación del Instituto de Psicología Clínica de la UFRGS, que se encarga de brindar ayuda psicológica principalmente a personas sin acceso a clínicas privadas. Dirigió ese departamento desde su creación y se dedicó también allí a realizar tareas de consejería psicológica. En 2008 recibió el Premio Ciudadano de Porto Alegre, por su labor social hacia la comunidad (UFRGS, 2003Conselho Regional de Psicologia Do Rio Grande Do Sul, 2008). 

 

[13]   Carlos Zárate Moyano se graduó en Medicina en la UNC e hizo un doctorado en Psiquiatría y Psicoanálisis en el Eastern Pennsylvania Psychiatric Institute, de Filadelfia, en Estados Unidos. Fue profesor de Psiquiatría Clínica en la Universidad de Pennsylvania, y de Psicología Clínica en la Facultad de Psicología de la UNC. Además se desempeñó como director del Northwestwern Mental Health Center, de Filadelfia. Paralelamente se dedicó a la astronomía: fundó y dirigió el observatorio astronómico LaNasita, en Córdoba, e hizo un posgrado en Astronomía y Astrofísica, en la Facultad de Física, Matemática y Astronomía (FAMAF) de la UNC, además de cursar un seminario sobre la especialidad en Melbourne, Australia. Actualmente es titular de la Asociación Cordobesa de Astronomía (Observatorio LaNasita, 2008Asociación Cordobesa de Astronomía, 2008). 

 

[14]   En otra entrevista de esta serie, Raúl Gómez dice que "la orientación filosófica, tomista, metafísica, escolástica, tenía bastante presencia en la Escuela de Psicología en la primera mitad de los 70 y terminó siendo dominante después del Golpe, sobre todo a partir de la reforma del plan de estudios en 1978".

 

[15]   Paulino Moscovich fue discípulo del psiquiatra y filósofo Gregorio Bermann. En los años 50 tuvo a su cargo el departamento de Psicopatología del Hospital de Clínicas y en 1959 ganó el primer concurso de la cátedra de Psicopatología en la Facultad de Medicina de la UNC, que hasta entonces se dictaba en forma de seminario. Desde 1965 dictó un seminario de Psicoterapia' en la carrera de Psicología de la UNC, y fue cesanteado tras el Golpe de Estado de 1966. Entre 1971 y 1972 participó en la creación del Centro de Estudios Psicoanalíticos encabezado por Claudio Bermann (Presidente), Horacio Córdoba (Secretario), Nestor Braunstein y Marcelo Pasternac, entre otros. Con la restauración democrática de 1973, Moscovich volvió a la Escuela de Psicología y quedó al frente de la cátedra de Psicopatología. Con él ingresaron varios miembros del equipo del Hospital de Clínicas: Braunstein, Pasternac, Pedro Palombo y Rubén Musicante, entre otros. Desde entonces y hasta 1975-76, Moscovich, Braunstein, Pasternac y los demás miembros del "equipo del Clínicas", como se los conocía, dictaron clases en la carrera de Psicología y sostuvieron una práctica de orientación psicoanalítica en la cátedra de Medicina Interna del departamento de Psicopatología del Hospital de Clínicas. Sus bibliografías incluían a autores como Anika Rifflet Lamaire, Laplanche, Leclaire, Pontalis, Althusser y nada de Lacan. Recién en 1975, Pasternac tradujo el texto 'La familia' de Lacan, y el equipo comenzó a leer los 'Escritos' (Ferrari, 2010Guerrero, 2008Lafolla Cardós, 2011; López, 2005Philp, 2010Rodríguez & Altamirano, 2010).

 

[16]   La principal referente de ese grupo, según Raúl Gómez, era Raquel Krawchik, militante del PC y a la vez conductista, al punto de que se aludía a ella como 'La viuda de Pavlov'. Fue Jefa de Trabajos Prácticos en las materias Psicología Experimental, y Neuroanatomía y Neurofisiología. Fue cesanteada de la Facultad en abril de 1978 y reincorporada en mayo de 1985 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

 

[17]   Dice Miguel Mirotti que los psicoanalistas Raúl Usandivaras, Marie Langer y Jorge García Badaracco, entre otros, venían desde Buenos Aires a dar cursos en la carrera de Psicología de la UNC. Recuerda que "era gente de gran prestigio y de un conocimiento psicoanalítico indiscutible".

 

[18]   Escribe Saforcada: "El profesor Franco Murat se presentó ante el Mayor Ricardo Romero [interventor militar de la Facultad de Filosofía de la UNC desde abril de 1976 a febrero de 1977] como Oficial Retirado del Ejército Italiano durante la dictadura de Benito Mussolini, refugiado en Argentina. Le presentó la lista de profesores subversivos y le informó que había un depósito de armas y municiones en el Centro de Investigación en Psicología Social (CIPS). Todo lo que había en el Centro fue destruido. Para vergüenza de la Facultad de Filosofía y de la carrera de Psicología, Murat continuó trabajando en la Facultad y llegó a jubilarse mucho después del regreso a la democracia en 1983, oportunidad en que le fue concedida la condición de Profesor Consulto Titular" (Saforcada, 2012). 

 

[19]   Alberto Colaski recuerda que ese episodio ocurrió cuando Guillermo Beato era decano de la Facultad de Filosofía; es decir, entre junio y noviembre de 1973. Durante esos meses, Angélica Dávila ya se encontraba en la parte final de su carrera.

 

[20]   Raquel Ferrario fue docente de Psicología Social y decana de la Facultad de Filosofía de la UNC entre noviembre de 1973 y diciembre de 1974. Posteriormente fue profesora titular de Psicología Social en la UBA. (Facultad de Filosofía UNC, 2014). Su nombre aparece un un texto del escritor José Pablo Feinmann: "En 1974 yo había ido a dar una conferencia en la Facultad de Humanidades [en Córdoba], que estaba a cargo de Raquel Ferrario, y allí recibimos la noticia de la muerte de Perón. Raquel se puso a llorar, como todo el mundo. Yo no me puse a llorar porque un hombre macho no debe llorar, como dice Gardel, pero estaba todo mal. Y me volví al hotel en el que paraba, el Hotel Sussex [calle San Jerónimo 175, entre Buenos Aires e Ituzaingó]. Me llevó un muchacho en un Citroën, y al despedirnos yo le dije: 'Vas a ver que cualquier situación nueva en que nos volvamos a ver, va a ser peor que ésta'" (Feinmann, 2009).

 

[21]   Ventura Cordero (1919-1996) dictaba la materia Neurofisiología y Psicofisiología: era médico neurólogo, psiquiatra, sexólogo y estudiante aficionado de sociología y psicodrama. Fue expulsado por presión de los estudiantes, aparentemente en 1973, por su carácter "autoritario, despectivo y reaccionario", según recuerda Alberto Colaski. Quizá también influyó el hecho de que su cátedra era considerada "pro-norteamericana" y él además tenía cierta afinidad con las tendencias ideológicas de derecha: eso al menos es lo que podría inferirse de su firma en una solicitada que se publicaría años después, en 1978, firmada por numerosos docentes de la UNC y dirigida al embajador de Estados Unidos en Argentina, en protesta contra las medidas económicas "de carácter discriminatorio", adoptadas por la administración del presidente Jimmy Carter hacia el gobierno de Jorge Videla, por la violación a los derechos humanos en Argentina (Colectivo Ex Presos Políticos y Sobrevivientes Rosario, 2012).

 

[22]   Juan Mocchiutti dice que sólo en 'Historia de la Psicología' había cátedras paralelas: en una estaba él y en la otra Mansur.

 

[23]   María Estrada de Rampulla fue cesanteada de la carrera de Psicología el 1º junio de 1976 y reincorporada en mayo de 1985, junto a un centenar de docentes que habían sido apartados de sus cargos a partir de 1974 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

 

[24]   Colaski se reinscribió en la carrera en 1984, después de haber estado secuestrado y detenido entre junio de 1977 y diciembre de 1982. Se graduó en 1987. El episodio mencionado por Angélica Dávila probablemente ocurrió en 1985, que fue el año de reincorporación de numerosos docentes cesanteados a partir de 1974.

 

[25]   Herbert "Harry" Stack Sullivan (1892-1949) fue un psiquiatra estadounidense cuyo trabajo en psicoanálisis estuvo basado en observaciones directas y verificables de sus pacientes, a diferencia de las observaciones más abstractas del inconsciente de Sigmund Freud y sus discípulos. Concedió gran importancia a la influencia de los factores sociales sobre la salud mental, de la misma manera que lo hicieron otros psicoanalistas coetáneos suyos, como Karen Horney, Erik Erikson y Erich Fromm. Sullivan sostenía que los trastornos mentales eran resultado de una comunicación inadecuada y pensaba que la ansiedad obstaculizaba los procesos comunicativos y tendía a destruir las relaciones interpersonales. Fundó el 'Psicoanálisis Interpersonal' y se interesó particularmente en la esquizofrenia. También se lo asocia con la “entrevista psiquiátrica” respecto a la cual él solía decir: “durante la entrevista el psiquiatra debe ser no solo un observador. El psiquiatra más bien debe ser un observador participante". (Psicoterapeutas.eu, 2010).

 

[26]   Uno de los entrevistados para este trabajo indicó lo siguiente: "María Saleme de Burnichón formó parte del Tribunal en el concurso docente de la materia Derechos Humanos en 1988. Dijo que nunca iba a consentir que Colaski fuera titular de la cátedra: lo aplazó y él la denunció por enemistad manifiesta". El propio Colaski, consultado para este trabajo, admitió la existencia de ese conflicto pero se excusó de dar detalles.

 

[27]   Esta idea es sostenida por varios de los consultados para este trabajo: Miguel Mirotti, Juan Mocchiutti, Livio Grasso y Edgardo Pérez, entre otros.

 

[28]   Escribe la historia Mónica Gordillo: "El martes 27 se realizaron asambleas estudiantiles en todas las facultades y se resolvió adherir al paro. El 28, los dirigentes sindicales y la Coordinación del Movimiento Estudiantil por Facultades se reunieron en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza a fin de coordinar la protesta. Las acciones planificadas como protesta obrero-estudiantil devinieron en rebelión popular e insurrección urbana, que pasó a la historia como 'Cordobazo'. Sin duda, esa protesta no hubiera sido tal sin el masivo acompañamiento estudiantil en la lucha callejera" (Gordillo, 2012).

 

[29]   Raúl Gómez sostiene al respecto: "Yo siempre digo, quizá medio provocadoramente, que la despolitización de esta carrera se debe al hecho de que acá se forman cuentapropistas: profesionales del trabajo independiente que responden a una tradición individualista, de pequeña burguesía, de gente que aspira básicamente a poner su propio consultorio".

 

[30]   El Frente Estudiantil Nacional (FEN) fue una agrupación universitaria de vertiente marxista que se definía a sí misma como grupo "de pasaje al peronismo". Estuvo liderada por Roberto Grabois, estudiante de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Llegó a ser una de las organizaciones más amplias y reconocidas dentro del movimiento universitario a nivel nacional. Para 1969 había extendido su influencia a Córdoba y Santa Fe, y más tarde a Mendoza, Tucumán, Bahía Blanca y Mar del Plata. A principios de los 70, el FEN comenzó a vincularse a algunas ramas del peronismo, principalmente el Peronismo Revolucionario de John William Cooke y también la CGT de los Argentinos, liderada por Raimundo Ongaro. Poco después se planteó la necesidad de legitimar ese ingreso y Grabois viajó dos veces a Madrid en 1971 para entrevistarse con Perón. Las gestiones culminaron con la formación de la Organización Única del Trasvasamiento Generacional (OUTG) e implicó resistencias, alejamientos y discusiones dentro del FEN, sobre todo en términos de la elaboración de una propuesta que explicara las características de la incorporación al peronismo. La OUTG estaba conformada por Guardia de Hierro (GH), el FEN, el Integralismo de Córdoba, la Agrupación Reconquista de Salta y otros grupos del interior que adherían a la Federación Nacional de Estudiantes (Reta, 2009). En 1974-75, el FEN fue perdiendo espacio en la universidad, junto con el retroceso de Guardia de Hierro tras la muerte de Perón. Grabois lo recuerda de la siguiente manera: 'La mística era la fe absoluta en Perón, la infalibilidad de Perón. Por eso acordamos que la organización del Trasvasamiento se iba a disolver cuando muriera Perón" (Recalde, 2007).

 

[31]   En otra entrevista de este trabajo, la profesora Cristina Vera definió al Integralismo como una corriente 'humanista' que concentraba a mucha gente de carreras como Literatura y Artes, y recordó que ella misma tuvo militancia en ese espacio.

 

[32]   Edgardo Pérez sostiene una opinión similar: "En todas las dictaduras, sean de izquierda o de derecha, la gente por ahí se acomoda a las circunstancias, quizá porque tiene miedo de perder su trabajo o porque hace falta mucha valentía para ponerse enfrente".

bottom of page