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"Gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silenciosa que no tenía una postura política definida"

     Eduardo Cosacov fue alumno de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) durante el período abordado en el presente trabajo. Obtuvo el título de Licenciado en Psicología en 1978 y continuó sus estudios en la Maestría de Psicología General Experimental de la Universidad Nacional Autónoma de México. Simultáneamente ejerció la docencia en asignaturas básicas de la licenciatura en Psicología en universidades de México y Argentina. Se desempeña desde 1988 como profesor titular de la asignatura 'Introducción a la Psicología' en la Facultad de Psicología de la UNC. En 1992 obtuvo su doctorado en la misma Universidad. Esta entrevista fue realizada el miércoles 11 de mayo de 2016 en la Facultad de Psicología de la UNC.

 

 

- ¿Conoció usted acciones concretas de las fuerzas de seguridad del gobierno de la intervención de Córdoba (1974-76) contra estudiantes y docentes de Psicología?

 

- Un caso puntual fue el de un compañero que directamente desapareció y no supimos nada más de él. Yo no conocía bien ni su apellido ni su nombre: recién después de 1983 quise saber más, pero no pude averiguar demasiado. Él venía de grupos cristianos que estaban a favor de un cambio de sistema... A partir del Golpe de 1976, directamente nos llevaban a una sala en la que proyectaban las listas de las personas que estaban siendo buscadas por el Ejército. Ahí llegué a ver los nombres de varios de mis compañeros: no puedo decir si al final fueron desaparecidos o no.

 

 

- ¿Había autoridades de la carrera que estaban a favor del gobierno de la intervención?

 

- Recuerdo en particular el caso de [Gabriel] Pautasso. Él estaba consustanciado con el tema de la limpieza ideológica, aunque no en el sentido de matar gente sino más bien de expulsarla de la Universidad. Tenía una ideología anticomunista y antijudía, y una mentalidad complotista: creía en oscuros poderes internacionales que buscaban llevar al país al comunismo y al ateísmo. Andaba siempre con sobretodo y entonces circulaba la leyenda de que estaba armado ([1]). Yo tenía cierta confianza con él, porque había sido celador de mi curso en el Colegio Monserrat. No sé si tenía un cargo oficial en la Facultad pero evidentemente vivía de eso. Provenía de la carrera de Historia. Él tuvo más presencia después de 1976, pero antes ya estaba colaborando con el gobierno de Lacabanne. Fue una especie de lugarteniente del decano Carmelo Felauto ([2])

 

 

- ¿Era muy conocido por los docentes y estudiantes?

 

- Infundía miedo y la gente se le apartaba. Yo no, porque lo conocía del colegio. Él sabía que yo no estaba en ninguna agrupación definida, sino que simplemente tenía ideología socialista. Nada más que eso.

 

 

- ¿Qué pasó después con él?

 

- No sé. Después de 1983 desapareció totalmente, quizá porque podía llegar a ser juzgado. No sé adónde se fue. Nunca pregunté después por él ([3]).

 

 

- ¿Recuerda si hubo cambios de docentes después del derrocamiento del gobernador y la intervención de la provincia en 1974?

 

- Que yo sepa, ningún docente tuvo que dejar su cátedra por motivos políticos en esos años. Había miedo pero no renunció nadie. Las persecuciones y las muertes no ocurrían en la carrera de Psicología ni en otras Facultades sino afuera de la Universidad: por ejemplo, había gente a la que le ametrallaban la casa o aparecía en una zanja con un balazo en la nuca, solamente por volantear en alguna fábrica.

 

 

- ¿Recuerda la creación de materias paralelas como una forma de sobrellevar las diferencias ideológicas en el interior de la carrera de Psicología?

 

- Sí, y creo que la presión para crear materias paralelas venía del Centro de Estudiantes. Eso llevaba a muchos abusos. También había un acosamiento hacia docentes que tenían una postura científica más bien neutra. Pero no hacia todos. De hecho, algunos no sufrían ese tipo de problemas. Recuerdo en particular el caso de un profesor de Neurofiosiología y Psicofisiología, que venía del Instituto Mercedes y Martín Ferreyra (IMMF): era muy proamericano pero no se lo cuestionaba, porque él no se ponía a discutir esos temas [vinculados a lo político-ideológico] y porque la materia no se prestaba a hacerlo. Distinto era la situación de cátedras como Psicología Social: ahí había mucha rotación de profesores por problemas con el estudiantado. También recuerdo el caso del profesor [Franco] Murat, que era muy cuestionado por su ideología conservadora: se lo tildaba directamente de "facho". Pudo haberlo sido antes, de joven, cuando participó en la Segunda Guerra Mundial del bando italiano, seguramente movilizado. Él discutía con los alumnos, aunque no pasaba de ahí ([4]). También estaba la profesora [Hermelinda] Fogliatto, que dictaba Metodología de la Investigación: si bien esa materia no tenía derivaciones políticas, como otras, a ella la acosaron mucho porque se había formado en Estados Unidos ([5]). Por entonces había una gran anarquía, en el sentido de desorganización. Se estudiaba menos y se suspendían las clases por cualquier motivo. Los alumnos pertenecientes a movimientos políticos, principalmente del ERP, interrumpían las clases para hablar. Pero gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silenciosa que no tenía una postura definida.

 

- También ahora hay grupos de agrupaciones estudiantiles que piden permiso para hablarles a los alumnos en las clases. ¿Cuál sería la diferencia con los de esa época?

 

- En esos años, el profesor sabía que si no daba permiso, entraba en conflictos y podía tener problemas. Había más coacción.

 

 

- ¿Esa "coacción" procedía sólo de la izquierda o también de otros grupos?

 

- Solamente de los militantes de izquierda, pero no de un solo grupo. Ellos estaban divididos entre los reformistas y los que pregonaban la 'dictadura del proletariado', y éstos a su vez entre los que estaban a favor de la lucha armada y los que impulsaban una vía pacífica. Los de derecha, en cambio (entre ellos los que simpatizaban con la Concentración Nacional Universitaria ([6])) directamente no hablaban. Pero era como que ninguno creía en la democracia: ni los de derecha ni los de izquierda ([7]).

 

 

- Usted dijo que por entonces existía una "mayoría silenciosa". ¿Qué decía esa mayoría, cuando decía algo?

 

- Era como que percibían que estaba ocurriendo algo anómalo y obviamente preferían una situación más ordenada. Pero no se jugaban [para generar un cambio].

 

 

- ¿Supo usted de acciones clandestinas, de inteligencia, que incluyeran la infiltración de personas del poder político en la Facultad y/o en la carrera de Psicología?

 

- Por el ambiente que se estaba viviendo, era prácticamente inevitable que las fuerzas del gobierno quisieran información sobre cada docente o cada alumno. Y por eso mismo la gente se cuidaba de hablar. El Navarrazo fue un momento duro que provocó miedo, pero creo que acá en la carrera no tuvo efectos directos [sobre la integridad física de docentes y estudiantes]. Pero, por supuesto, no conozco todos los casos. Después, con el Golpe, cambió todo: muchos profesores se fueron, y no sé si hubo docentes desaparecidos en esta carrera, como sí los hubo en Historia y en Filosofía ([8]). El mayor Ricardo Romero asumió como interventor militar de la Facultad de Filosofía y le pidió al profesor Murat que se hiciera cargo de la Escuela de Psicología ([9]). Murat me dijo después que no quería aceptar pero igual se lo impusieron: debía acceder o quedar afuera. Asumió esa función, aunque solamente por unos meses. Después, efectivamente, dejó la dirección.

 

 

- Entonces, le parece que la infiltración de gente del gobierno en las aulas durante 1973-76, ¿era verdadera o no iba más allá de los comentarios?

 

- Estimo que era real. Es razonable que [el gobierno] haya buscado información sobre todos. Pero a esos detalles quizá los sepa mejor alguien que estuvo metido en alguna organización estudiantil. Yo tenía una actitud prescindente y estaba más con la "mayoría silenciosa", aunque muchas veces opinara sobre algunas cuestiones.

 

- Otros entrevistados han dicho que llegó a haber incluso gente armada en las aulas.

 

- Ése parece ser el caso de Pautasso, pero quizá se decía eso porque andaba siempre con un sobretodo y con una mano metida adentro. También recuerdo a otro profesor, de apellido Requena, que fue ametrallado y alcanzó a repeler la agresión porque tenía una pistola. No murió pero quedó paralítico. Él estaba en el peronismo de derecha. Y no era de Psicología: yo lo conocí porque lo había tenido en como profesor de Latín en la secundaria ([10]). No sé si era común que anduviera gente armada en la Universidad, pero no era sorprendente como lo sería ahora. Era esperable.

 

 

- ¿Y los profesores y/o a estudiantes de izquierda? ¿También era esperable que anduvieran armados?

 

- Los grupos de choque quizá sí. El ERP seguro que estaba armado, pero no su sector político, que era el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Lo mismo con Montoneros: ellos estaban armados, pero no así su parte política, que pertenecía a la Juventud Peronista. Todas esas formaciones tenían un sector 'militar' y un sector político: imagino que estos últimos sólo llegaron a armarse en situaciones excepcionales. El sector 'militar', en cambio, sí lo estuvo, necesariamente.

 

 

- ¿Recuerda si hubo acciones del poder político que hayan ejercido una “educación por demostración”, un retraimiento de estudiantes y docentes hacia la vida individual o hacia las actividades estrictamente académicas?

 

- Sí, por ejemplo el asesinato del abogado [Alfredo] Curutchet ([11]), que estaba en una organización de izquierda. Yo fui al velatorio, en el salón de Luz y Fuerza. En esos años cayó mucha gente de izquierda, por el accionar de la Triple A. Esa situación de violencia tendía a reflejarse en la carrera de Psicología, aunque no sé si en esa época desapareció alguien de esta Facultad. Igual empezó a haber miedo, porque percibíamos que había muertos en otros ámbitos. Eso nos llevó a estar a favor de un Golpe de Estado, en la creencia de que iba a ser "un gobierno de caballeros", como decía Borges.

 

 

- ¿Cómo se explica que haya existido un estado de miedo y amenaza, y al mismo tiempo una gran ebullición en la militancia política estudiantil y docente?

 

- Había ebullición porque estaba la posibilidad de una Argentina distinta. Pero era de una minoría, del 15% o 20% del estudiantado, que era muy activo y estaba organizado. El resto no tenía una posición definida, aunque en su mayoría estuviera orientado hacia la izquierda.

 

 

- ¿Estaría de acuerdo en calificar a la carrera de Psicología en particular y quizá a la UNC en general como un "espacio de resistencia" al gobierno de la intervención?

 

- Evidentemente, esta Facultad era un ambiente hostil hacia la derecha, y más aún hacia la derecha peronista, que de hecho no tenía representación en esta carrera. Y en otras Facultades, donde quizá no estaban los grupos más radicales de la izquierda, triunfaban los sectores de izquierda reformista. Es que la juventud en general es de izquierda. Por eso el gobierno apuntaba principalmente contra los jóvenes, y en especial contra los que usaban barba y estudiaban Humanidades.

 

 

- ¿Qué pensaba usted en ese momento sobre esa situación?

 

- Yo no tenía tan clara esas cuestiones. Mi ideología era socialista y me dolía cuando caía gente de la izquierda, incluso cuando eran guerrilleros. Pero no podía avalar las acciones de grupos armados que no habían agotado la vía institucional. Por eso yo no vi mal el Golpe. Pensé que los militares se iban a limitar a desarmar y encarcelar a los grupos guerrilleros y también a los de la Triple A.

 

 

- ¿Se reflejaban los reemplazos de docentes sobre las orientaciones de los contenidos de la carrera o de algunas materias?

 

- No, cambios de contenidos no recuerdo. Los profesores trataban de 'centrear': no se expresaban tan abiertamente como lo podrían hacer hoy en día.

 

- ¿No había una especie de 'profesorado militante'?

 

- No tanto. Recuerdo el caso [Enrique] Saforcada, docente de Psicología Social con un tinte comunitario, que trataba de contener a los alumnos: buscaba que no se le fueran a la izquierda dura o directamente armada. Él y otros estaban de acuerdo con ciertas acciones de la izquierda pero evitaban 'darles manija' a los estudiantes.

 

 

- ¿Cuándo y por qué se fue usted del país?

 

- En 1978, cuando ya había pasado la parte más álgida del Proceso pero aún se vivía un ambiente de miedo. No me exilié sino que me fui con pasaporte y podía volver: no me buscaban. En la Facultad se había vuelto todo muy chato. Después del Golpe, los profesores eran lamentables, por censura o por bajo nivel académico.

 

 

- ¿Antes del Golpe de Estado también era bajo el nivel?

 

- Sí, quizá también. Pero el problema del periodo previo al Golpe es que estaba todo muy ideologizado, por la misma polarización. Eso restaba nivel académico. No es compatible la búsqueda de la verdad con el manejo de la política.

 

 

- ¿Los docentes estaban "ideologizados" pero a la vez "centreaban"? ¿Cómo sería eso?

 

- No querían enemistarse con la izquierda ni mostrarse como tipos de derecha. No podían hablar claramente. Todo era más eufemístico, y eso también bajaba el nivel académico.

 

 

- ¿Había un gran ideologización, pero velada?

 

- Sí. Todos tenían alguna ideología, pero muchos profesores de ese momento evitaban mostrarse como pertenecientes a la derecha o a la izquierda radical.

 

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Eduardo Cosacov / Textual

 

            * "En 1974-75, el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía estaba en manos de un grupo maoísta que apoyaba al gobierno de Isabel. Esa rareza le evitaba problemas con el gobierno de la intervención, aunque quizá se los creaba con los propios estudiantes. Igual, nunca llegó a haber violencia extrema: había peleas pero no con armas de fuego ni nada de eso".

 

            * "Los partidarios de la teoría del 'sujeto sujetado' de [Néstor] Braunstein decían que el sujeto tenía que liberarse, pero no por medio de las armas sino a través del psicoanálisis. También buscaban contraponerse al modelo americano, que para ellos era 'conductista' y 'adaptador al sistema'. Esa posición no representaba un problema para los militares, por más que el psicoanálisis no les simpatizara. Igualmente, algunos profesores dejaron de querer que se los asociara exclusivamente con Freud y empezaron a abordar también otros autores como Jung y Adler. Matizaban de esa manera".

            * "Los socialistas/reformistas tenían mucha fuerza en la Universidad en ese momento. Su modelo político era el de los países socialdemócratas, sobre todo los escandinavos; es decir, un capitalismo que mantiene la propiedad privada pero en el que hay mucha participación del Estado. En los años previos al Golpe se los acusaba de ser muy ingenuos. Era muy habitual, por ejemplo, un cántico que decía: 'Izquierda, izquierda, reformas a la mierda'".

 

            * "Dentro de la izquierda había grupos que estaban a favor de la lucha armada, y otros en contra. Los trotskistas, por ejemplo, se oponían a la violencia porque decían que les daba pie a los sectores más retrógrados para justificar un golpe de Estado. Pero al final la izquierda dura ganó la pulseada y todo se polarizó. Y después, cuando llegó la dictadura, cayeron no sólo quienes estaban en la lucha armada sino también los que se oponían a la violencia, y los reformistas y los grupos cristianos de izquierda y muchos otros. Todo se enmudeció. La gente prefirió no hablar".

 

            * "Los docentes favorables a los interventores de la provincia no eran peronistas [a pesar de que el peronismo era el partido del gobierno que había ordenado la intervención]".

 

            * "En los años previos al Golpe, el país vivía en una democracia imperfecta donde todavía quedaban resquicios institucionales para poder seguir difundiendo las propias ideas sin necesidad de apelar a la fuerza".

 

            * "El terrorismo de Estado empezó después de la ruptura de Perón con los Montoneros en plaza de Mayo [el 1º de mayo de 1974]. Ellos gritaban: "Mire mire mire, somos unos boludos: votamos a una puta, a un brujo y a un cornudo", en alusión a Isabel Martínez de Perón, a José López Rega y a Juan Domingo Perón ([12]). En ese momento la Triple A ya estaba operando y ahora se sabe que Perón estaba al tanto de eso".

 

            * "Los militares del Proceso disolvieron a los grupos parapoliciales de la derecha peronista porque querían tener el monopolio de la fuerza: no les gustaba que hubiera otros sectores armados, por más que tuvieran ideologías similares y se dedicaran a exterminar a un enemigo común. A partir del Golpe, el Tercer Cuerpo de Ejército se encargó de comandar a todos los grupos de tareas".

 

            * "Borges pidió públicamente perdón por haber apostado a un gobierno militar, y creo entenderlo. Él pensaba que los militares podían desarmar a la guerrilla, evitar una guerra civil, pacificar el país y llamar a elecciones, como había hecho el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse en 1973. Muchos (entre los que me incluyo) creíamos que ése iba a ser el modelo que se seguiría tras el Golpe de 1976. Nadie imaginó que el propio Estado se convertiría en terrorista ni que cometería delitos aberrantes ni que llegaría a incursionar en el pillaje y la expropiación de bienes".

 

            * "En 1983, gran parte de la ciudadanía (mucho más que ahora) era indiferente a las violaciones a los derechos humanos. Era común que se las justificara con la "teoría de los dos demonios". En mi opinión, la caída del gobierno militar no tuvo tanto que ver con la crueldad hacia los prisioneros políticos sino más bien con la derrota argentina en la guerra de Malvinas".

Referencias

 

[1]   "Pautasso se desempeñó como secretario del decano de Filosofía y Humanidades, Carmelo Felauto. Continuó en la Facultad durante la intervención militar. Fue tristemente conocido, entre otras cosas, como delator de compañeros" (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

 

[2]   Carmelo Felauto fue decano de la Facultad de Filosofía desde enero de 1975 hasta marzo de 1976. Dice Cosacov: "Simpatizaba con la derecha peronista pero no pertenecía a los grupos más brutales sino que tenía predisposición al entendimiento y al diálogo. Era moderado. Cuando yo lo conocí era alguien con quien se podía conversar. De todos modos fue muy resistido. Y quedó desplazado cuando se produjo el Golpe de 1976".

 

[3]   En otra entrevista de la presente investigación, Alicia Servetto agrega información sobre Pautasso: "Fue denunciado por los organismos de Derechos Humanos como uno de los docentes que les pasaba listas de estudiantes 'subversivos' a las fuerzas represivas. Después de 1983 se le hizo un juicio académico y fue expulsado. Durante los 10 años previos había formado parte de la Facultad de Filosofía, y por lo tanto había tenido injerencia sobre la carrera de Psicología".

[4]   "El profesor Franco Murat se presentó ante el Mayor Ricardo Romero [interventor militar de la Facultad de Filosofía de la UNC desde abril 1976 a Febrero 1977] como Oficial Retirado del Ejército Italiano durante la dictadura de Benito Mussolini, refugiado en Argentina. Le presentó la lista de profesores subversivos y le informó que había un depósito de armas y municiones en el Centro de Investigación en Psicología Social (CIPS). Todo lo que había en el Centro fue destruido. Para vergüenza de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y la Carrera de Psicología, Murat continuó trabajando en la Facultad y llegó a jubilarse mucho después del regreso a la democracia en 1983, oportunidad en que le fue concedida la condición de Profesor Consulto Titular" (Saforcada, 2012). Murat es autor de 'Evaluación del comportamiento humano', 'Escala para la evaluación del comportamiento', 'Elementos de epistemología' y 'Estadística aplicada a las ciencias de la conducta', entre otras obras. Es uno los profesores que donaron sus colecciones de libros a la Biblioteca 'Elma Kohlmeyer de Estrabou', de la Facultad de Filosofía de la UNC.

 

[5]   "Fogliatto y Murat fundaron la llamada 'Escuela de Córdoba'. Bajo su influencia se formaron numerosas generaciones de psicólogos entre los que se cuentan Ana María Rovére, Livio Grasso, Silvia Tornimbeni, Ana María Alderete, Josefina Pássera, Cristina Burba y Osvaldo Bertone". (Cosacov, 2010). 

 

[6]   La Concentración Nacional Universitaria (CNU) fue una organización paramilitar de ultraderecha, vinculada a la Juventud Peronista y luego a la Triple A, surgida en el ámbito universitario de la ciudad La Plata a fines de los años 60. Su ideólogo fue Carlos Disandro, profesor de lenguas clásicas de orientación peronista. En poco tiempo se extendió hacia Mar del Plata y Bahía Blanca, y luego también a Córdoba, Tucumán, Rosario y la ciudad de Buenos Aires. El 6 de diciembre de 1971, varios de sus miembros ingresaron a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y asesinaron a la estudiante Silvia Filler. Al año siguiente, 15 de ellos fueron condenados por ese crimen pero en 1973 se beneficiaron con la amnistía dictada por el presidente Héctor Cámpora. A partir de 1975 se integraron en el aparato represivo del Estado, en coordinación con la Policía y las Fuerzas Armadas. Se les atribuyen medio centenar de asesinatos y numerosas actuaciones armadas o violentas en las universidades. En 2013, la Cámara Federal de Mar del Plata recalcó que la CNU actuaba "como un grupo de choque que irrumpía en las universidades con armas, cadenas y otros elementos contundentes; su objetivo no era obtener representatividad sino desarticular el movimiento estudiantil que promovía la apertura de espacios democráticos y participativos en el ámbito universitario" (Ginzberg, 2000; Granovsky, 2010; La Capital, 2011; Bonavena, 2014).

 

[7]   Dice Cosacov: "Entre los grupos que pregonaban la 'dictadura del proletariado' había quienes decían que [la revolución] debía hacerse por la vía armada y otros sostenían que primero era necesario concientizar a la gente. Montoneros y otros grupos no agotaron las vías institucionales sino que directamente empezaron a largar acciones armadas. Ése fue un error que a la larga tuvo consecuencias desastrosas".

[8]   Un relevamiento efectuado en 2007 por el licenciado en Filosofía Gonzalo Pedano determinó que la Facultad de Filosofía y la de Arquitectura tuvieron el mayor número de desaparecidos y asesinados de la comunidad académica de la UNC entre 1972 y 1980: fueron 42 en Filosofía y 45 en Arquitectura. Curiosamente, las 42 víctimas pertenecientes a las carreras de la Facultad de Filosofía no eran docentes ni no-docentes sino exclusivamente estudiantes (Pedano, 2007).

 

[9]   El mayor Ricardo Manuel Romero fue "interventor militar" en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC desde abril de 1976 a febrero de 1977. Una de sus primeras "ordenanzas" estipulaba que los estudiantes debían “presentarse en correctas condiciones de aseo personal, con decoro y sobriedad en el vestir”. Además, al entrar a cualquier dependencia tenían que “presentar el documento de identidad y la libreta de trabajos prácticos, debiendo concordar en ambos documentos los datos y las fotografías que se exhiben” (Facultad de Filosofía UNC, 2014b).

 

[10]   Antonio María Requena era profesor titular de la cátedra de Lengua y Cultura Griegas I en la Escuela de Letras de la Facultad de Filosofía de la UNC. Fue cesanteado el 4 de enero de 1976, junto con una decena de otros docentes de la misma Facultad (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

 

[11]   Alfredo Alberto 'Cuqui' Curuchet (nacido en Bell Ville en 1940) era abogado del SITRAC (Sindicato de Trabajadores de Concord), de SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor) y de otros sindicatos cordobeses disidentes. Fue asesinado en Buenos Aires el 11 de septiembre de 1974, en una de las primeras acciones de la Triple A. Lo introdujeron en un Ford Falcon y lo llevaron a un descampado la localidad de Beccar, donde lo mataron a tiros. De su velatorio participaron más de 10.000 personas, mientras que el fuero laboral de los tribunales de Córdoba cerró sus puertas en señal de duelo (Partido Obrero, 2005).

[12]   José Pablo Feinmann ha hecho referencia a ese episodio: "En medio del discurso de Perón, la Tendencia recurre a la más dura, la más ofensiva de las consignas. Tiene una peculiaridad notable. Es una consigna autocrítica. Los Montoneros se autocalifican como pelotudos. Está bien armada. Es así: 'Vea, vea, vea / qué flor de pelotudos / votamos a una puta / a un brujo y a un cornudo" (Feinmann, 2009).

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